¿A QUIÉN NO LE GUSTA UN BUEN LIBRO?
En el día de hoy vamos a hablar de los libros, ese gran recurso educativo y de diversión que tanto gusta a los niños y a los no tan niños, ¿a quién no le gusta un buen libro?
Desde pequeña he sido una gran amante de los libros, pero de los buenos libros, de esos que transmiten más allá de la simple historia, esos que te permiten indagar en tu memoria y hacer las conexiones pertinentes para realmente entender el mensaje verdadero de la historia.
Recuerdo cuando era pequeña los buenos ratos que pasaba escuchando a mi profesora contar historias diversas, doy gracias de haberme cruzado con personas como ella a lo largo de mi vida, que me han permitido descubrir grandes pasiones. Los guardo como referentes clave para mi trayectoria como profesora, pero sobre todo, para la vida.
Pero, ¿sabéis por qué realmente me gustaban tanto los libros?; nada más y nada menos que por tres simples razones.
- Implicaba pasar tiempo con mis padres o profesores.
- Me mostraban muchas veces aquello que yo misma sentía.
- Me permitía dejar paso a la imaginación e improvisación de aquello escuchado.
Ahora, y después de haberme documentado a cerca de los beneficios que tienen los libros sobre los niños y su proceso evolutivo, he descubierto que yo misma he pasado por ahí y he sentido lo mismo que la gran mayoría de ellos sentían actualmente.
Por una parte, la necesidad de pasar tiempo con tus cuidadores principales, tus referentes. Esto te permite afianzar esas relaciones interpersonales tan importantes a lo largo de los primeros años de edad. Tal y como dice Catherine L'Ecuyer en su libro Educar en el Asombro (libro totalmente recomendable para adultos) "no hay nada más importante que el apego en el desarrollo de un niño".

Por otra parte, muchas veces, los libros muestran aquello que tu mismo sientes y te enseñan a ver que cualquier problema tiene solución y que no eres el único que se encuentra en esa situación, siempre habrá alguien que te pueda ayudar y con el que debas confiar.
Finalmente, los libros dejan paso a la imaginación, en el cerebro de un niño todo es posible, desde el perro que vuela hasta la tortuga que corre. Es por eso, que las buenas historias permiten que sus mentes imaginen, busquen, inventen..., eso les hará ser grandes pensadores, ya que tal y como se dice, "un niño que lee, será un adulto que piensa".
Os animo a iniciarse y seguir en esta aventura fascinante que de seguro os traerá muy buenos momentos juntos con vuestros hijos, sobrinos, alumnos, conocidos...
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